Vivir, con lo que te encuentras cada día.
Vivir, aun cuando a veces duela, evitando al ego y sus vanidades, envidias, rencores, venganzas o tontas pataletas (aunque en algún momento no pueda uno evitar revelarse, pero cuando menos mejor).
Vivir admirando el árbol que tienes enfrente de casa y la luz del día en estos que son soleados en este febrero. Vivir a pesar de todo el carro de pastillas y crisis de angustia pasajeras. Disfrutar la tarde cuando ya todo monstruo se ha ido. Disfrutar de este escrito mientras lo haces y te saca los demonios.
Vivir aunque puedas sentirte extranjero a veces, vivir aunque a veces no encuentres tu sitio; pero tu sitio eres tú y tu amor a ti mismo y a los que quieren estar contigo. Ese es tu sitio.
Vivir recordando a los que quieres y te quieren, aquellos que no te juzgan y aceptan lo que eres. Vivir, agradecido a unas cuantas cosas. Vivir dejando que el dolor se quede o vaya , pero vivir.
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