Y ENTRETENIDO
En su ensayo posterior a la obtención del Nobel, titulado “La
civilzación del espectáculo”, Mario Vargas
Llosa viene a decir lo siguiente: Los novelistas verdaderos, sobre todo los del
XIX, están dejando de ser casi totalmente, un referente, ya en el siglo XXI, y llegando
a la gente de ese modo también desde
ciertas épocas del XX. La indolencia de la gente, parece decir, hace
espectáculo de todo, perdiéndose concepciones universales de “alto vuelo
intelectual”. Él ve al novelista como un removedor de conciencias o un
representante de valores de verdad (con las mentiras del novelista se llega a
algo parecido a la verdad venía a decir en su ensayo “La verdad de las mentiras”),
como guía ante los interrogantes de la vida; en fin, que el novelista
presentaría las profundidades de la alta literatura al pueblo de manera
enriquecedora para éste, haciendo de puente entre gente de alta categoría
intelectual y los demás. Que la función del intelectual literario debe de ser
la de hacer pensar en lo insondable y nunca la del puro pasatiempo o
entretenimiento. Ante el hecho de ser llamado elitista o ingenuo en las críticas respecto a este ensayo, él respondió
que no todo el mundo tenía la capacidad de leer a Proust, o Joyce o a los grandes
autores (a Proust no creo que lo nombró en el ensayo, no lo recuerdo bien;
además no lo leí entero, pero en otras ocasiones lo ha colocado como a un
grande).
Hablaba de que se estaba banalizando la literatura con el
peligro de que ésta dejara de serlo si se convertía en pasatiempo frívolo En
entretenimiento, de todas las maneras.
Creo que hay un problema semántico en este tema. La palabra “entretener” tiene connotaciones de algo ocioso, de aquel que no hace su “tarea intelectual” correctamente.
Tengo un amigo que se “entretuvo”
mucho leyendo a Kafka, a Dostoievski, a
Tolstoi y a otros. Yo me entretuve leyendo a Chesterton, Borges, Mann, Auster,
Marías (eterno candidato al nobel, considerado uno de los mejores novelistas
del planeta; soy tan bueno que no me haría ilusión ninguna que le dieran el
nobel) ,a Montero, a Tolstoi en “La
muerte de Ivan Illich”, a Cercas, de quien Vargas Llosa dice que es un gran
escritor y que un libro de Cercas (Soldados de Salamina) es una obra maestra, e
incluso me entretuve leyéndole a él, al propio Vargas Llosa. Su última novela no pasa de ser algo entretenido en donde no veo ni de lejos esa trascendencia y esa profundidad que ofrece en exclusiva a las llamadas grandes novelas. Nos han gustado los libros intelectuales
entendiendo la intelectualidad como la
entendía Borges, o sea, un pasatiempo
enriquecedor, verbal y estéticamente pero nunca como una enseñanza humana o social;
en mi opinión esa enseñanza te la da la vida, no los libros; pues hay
candidatos a Nobel que son zoquetes emocionales y a uno le tengo cierta
antipatía; Borges se asombraba que lo tomaran en serio literariamente; decía que no buscaba que lo tomaran en serio
literariamente, sino como ciudadano; no buscaba la trascendencia literaria como
guía de vida (la que Vargas Llosa indica como punto de referencia) y que leía
filosofía sin otro objetivo que pasarlo bien, pues no buscaba conclusiones y que
se sentía orgulloso de lo que leyó y no de lo que escribió. Llegó a decir que Schopenhauer,
ACASO, descifró el universo. Para Vargas Llosa ese Acaso parece no entrar en
juego.
Opino que la ópera es arte pero también espectaculo. Y
que el rock es entretenimiento o espectáculo pero también arte. Lo que dice Vargas Llosa es
un punto de vista, y nada más. Creo que en su idea de lo que es arte o no lo es
(siendo sólo entretenimiento) mira desde un punto de vista demasiado elevado al ciudadano común, y
esta sociedad está metida en tal lío que me parece una consecuencia lógica y no
criticable lo que ocurre con los smartphones; no creo que sea criticable que
ante la situación tan difícil en la que vivimos haya gente que necesite
respiros y pausas en la calle, por medio del Smartphone; y esto tiene relación
con que no se lea pero no con que la gente sea imbécil; pienso que el intelectual
debiera de estar con la gente, sin
mirarla desde arriba.
Las estrellas y la luna también son arte.
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