domingo, 30 de octubre de 2016

DIARIO VOLATIL

TRES

  Muy bien, la aguas parecen volver a su cauce tras haber visto el precipicio y el horror muy de cerca; sentirme en el horror y el pánico, es lo que me pasó ayer; todos tenemos problemas, no me cuentes los tuyos Rabella, que no eres el único. Ha durado poco. He dormido desde la una de la noche de ayer, doce de hoy. No me cuentes tu vida Rabella; no te jode con el señorito...
     
   Y tras esta entrada universal y trascendental, vuelvo a levantar la cabeza del ordenador para ver el día soleado y las montañas de Igueldo en su verde esplendor. Verano en vísperas de noviembre. Por supuesto esto no tiene nada que ver con el cambio climático. Pero hace bien quien sea, en recordar que el ártico se está derritiendo  cuando entro en cualquier lugar, sobre todo en youtube. Y el amazonas destruyéndose. A nadie que conozca le importa. Todo parece dar igual: ganan los corruptos, con arrogancia (y también me gustaría que Iglesias bajase su arrogancia), el medio ambiente se va a ir quedando cada vez peor, dicen los  llamados alarmistas que en esa situación el agua irá comiendo la tierra y que hay posibilidades de muchos  tsunamis, en consecuencia. En vez de servir de alarma, y de que los políticos hagan nada al respecto (porque no hacen un mínimo algo) digamos, bah, aprovechemos el buen tiempo. Preferimos no pensar en lo no que podrán aprovechar nuestros nietos.

        Y es que soy gilipollas. Porque me complico con esas cosas que no puedo cambiar. Me canso con cosas con las que todos dicen que no merece la pena cansarse. Tocamos en la orquesta del Titánic con un gobierno que, teniendo en cuenta lo que hizo en la primera legislatura va a privatizar más la sanidad, que es lo mismo que hacer recortes en la pública. Habrá que empezar a pagar al médico de cabecera; al tiempo. Y cosas maravillosas seguirá haciendo Mariano. Pero soy un imbécil por preocuparme por  eso, además estoy amargando a los demás y soy un amargado; y todo lo hago mal; no tengo autoestima, me castigo y no acepto la realidad como es; bueno sí, tengo que aceptar que hay algo dentro de mí  que no es capaz de aceptar el estado de ciertas cosas personales y sociales; y mira que me gustaría que ese algo no existiera porque me daña, pero debo de aceptarlo. Por lo tanto como no puedo superar esa "no aceptación" que hay dentro de mí, de "cosas", debo de aceptar que no puedo aceptar. Vivir con ello.
        

p.d: pido por favor que esto no se interprete al pie de la letra: hay figuras llamadas ironía y sarcasmo (en algunos momentos). Quien crea que pienso todo lo que pone en el segundo párrafo literalmente, creo que estará cometiendo un error.

viernes, 28 de octubre de 2016

ELLA: DESDE SUS ENTRAÑAS ELLA



Había una vez una chica. 

Sufría, sufría, y sólo sufría. Me decía que prefería tener un cáncer irreversible que una distimia (depresión salvaje crónica que no responde a tratamiento, o que responde muy mal), pero no se lo digas a mi famlia que es un pensamiento pecaminoso y en contra de la voluntad de dios.

 La veía cuando tras bajar las escaleras del espantoso lugar, yo entraba en la sala de la televisión apagada, ahí estaba, sentada, con la cara hecha un cromo todos los días. Cuando pintaba sonreía, me abrazaba a veces, sonreía, me abrazaba y pintaba. Sólo una hora a la semana ocurría el milagro. Todos los días bajaba la escalera del caserón y antes de entrar en la sala, yo cruzaba los dedos pensando que quizá ese día, a pesar de no haber pintura, quizá ya por fin, la encontraría en la sala de la tele apagada, sonriente o relajada, feliz y tranquila.
Nunca pasaba. 

Su familia le decía que no hiciera ninguna tontería (que no se nombra) que les iba a dar un disgusto; su familia era la MORAL; esa que dice estar siempre en el centro pero se le ve venir siempre  desde la ultraderecha o desde la ultraizquierda, tanto da. Esa que decide cómo son las cosas. 

Horas, meses, días, años en el infierno; sé yo qué era eso. Estuve muchos meses así  en alguna de mis vidas.  Pero es que ella llevaba 17 años  seguidos en su guerra cruel interna. Desde sus trece hasta sus 30 en los que la conocí.

No se podía detener el mal medicamente. No podía ella detener el mal terminando con el objeto en donde estaba (su cuerpo que le daba muerte en vida) porque su familia sabía que iría al infierno. Y ella también lo creía. Cuando bajaba a la calle acompañada de una auxiliar vigilante pensaba "quizá si algún desalmado, un cuchillo, puñaladas, no sería mi culpa y entonces descansaría...".

Era tan joven, treinta años, repito, para mí era joven, y tenía que cumplir con el valle no de lágrimas, sino de gritos internos ebrutecedores pero enmudecidos en su rostro, y no podía ni llorar para  aliviar en algo el daño. Quería llorar pero no podía.  

Debía de esperar muchos años en el manicomio, quizá 40, para cumplir con un infierno que nadie conocía como ella, para ser recompensada con el paraíso. Ella nunca lo haría. Nunca haría una tontería. Nunca daría un disgusto a su familia. Cuando fumaba pensaba "Esto no es pecado y hay gente que de forma natural es llevada de la nicotina a la muerte" 'fumar mata' ponía en la cajetilla, y eso la familia sí lo permitía. La visitaba cada semana, religiosamente, claro.

Cuatro años después le dio un infarto mortal. El azar fue piadoso con ella, el único que la amó, el único que le dio una paz que nunca tuvo. La familia MORAL, la enterró cumpliendose todo correctamente, y todo estuvo dentro de las reglas establecidas. Así, ella no tuvo que ser una consciente irresponsable que no pensara en la marca que iba a dejar si se hubiese ido por su cuenta y por sus propios medios. Fue dios magnánimo quien se la llevó. No pecó. No dio un disgusto egoista y cobarde a su familia. Se la llevó el infarto.

Y eso está muy bien. 

¿Verdad que sí? 
Por preguntar.

jueves, 27 de octubre de 2016

DIARIO VOLATIL



DOS



Hubo una época en que yo no podía hacer prácticamente nada por las mañanas. Ahora, hoy, puedo escribir y seguir con mi volatil diario. Estoy escuchando una canción que me gustó mucho; pregunté de quén era, para bajarmela con el “catcher” y escucharla. Carla Bruni. La de Sarkozy. Me llevé un pequeño disgusto. Son puñeteros prejuicios. La canción me sigue gustando, pero al saber de quién es ya parece que menos. Cómo juegan las manias, filias  y fobias a la hora de que algo “deba” o no “deba” de gustarte.

Me imagino por ejemplo que si estuviera viendo en youtube una entrevista interesante y apasionante, por causa de las palabras del entrevistado, por dentro aplaudiría de emoción.
Pero podría llegar a venirme alguien a decirme: “La entrevista se hizo en Sálvame de luxe”. Mierda, diría. No entra dentro de mis esquemas preconcebidos. 

Cuando la gente dice: Pero "¿Cómo  lees a ese? ¡¡Si es un facha!!" Ya, pero su libro es una novela no facha. Él no me gusta, su libro sí. Su libro deja de ser de él en cuanto lo termina y publica. Si voy a leer sólo a los que me gustan como personas, no crezco nada.

Se está bien cuando se está bien, aunque tengas sueño, pero aquí no hay manera de meterle velocidad al turbo, como cuando un tsunami ha pasado por mí y tengo que canalizarlo escribiendo sobre lo que sea. A toda leche. Voy a ponerme combativo en este texto. Voy a ir a  por todas. Debo de escribir como si me fuera la vida más feliz en ello y debo de olvidarme de mis circunstancias físicas y personales. Así que venga, leña:
Ah pero qué dices, ¿que es inútil este intento? A efectos de resultado sí, no a efectos de proceso interno.
 Son extraños estos días de otoño que empezaron hace más de un mes; es gozosa pero extraña la salida de la UCI psicológca al patio del balneario. Y entonces no siente uno la necesidad de poner su maquinaria en marcha como cuando lo hacía en momentos de urgencia.

Por tanto, paseo por este mi lugar; con paz y sin carga, y las flores marchitándose y un ligero aire melancólico y nostálgico llena mi interior, provocando una dulce sensación de dejarme vivir, haga lo que haga. Tengo una vocecita que oigo de lejos: “con el sueño que tienes y lo poco que duermes al final te va a pasar que no vas a poder, ratataratata….” Con mucha calma, no hago caso ya al policía interior, por lo menos hoy no puede conmigo, y sigo mi paseo del convaleciente alegre y tranquilo.

Resulta que he oído que va a gobernar otra vez quien tanto daño hizo. Menos mal que la izquierda es ahora más fuerte, menos mal que hay gente joven preocupada por los valores de solidaridad y humanidad. Y no gustan tantos jóvenes menores de sesenta indignados, no gusta que haya renovación y justicia, porque como les iban a impedir vivir lo bien que viven económicamente a los liberales que siempre mandan, hay que sacarles lo que sea. Venezuela, menudo favor les has hecho. Sí, les voté a Errejón y compañía, dos veces, en las autonómicas no lo hice, no tiene sentido; y a partir de aquí digo  con algo de pena, que como me posiciono, va a haber gente a la que esto no GUSTE NADA. Si hay alguien leyendo esto le pido que vuelva a leer el primer párrafo por favor. Va a haber dos uno o cero me gustas contra los veinte que hay cuando hago un chiste. No puedo vivir de espaldas a la realidad. No quiero.

Una persona  querida mía llego a decir que dudaba si votar al PP o a Podemos. Que estaba harta de las descalificaciones de estos últimos. No estoy de acuerdo. No eran descalificaciones, era verdad, era de justicia denunciar a los que te están tratando como porquería, destruyendo tus derechos y dignidad día a día, a fuego lento. Era una indignación legítima, no gratuita descalificación. El pueblo ahora está más indignado todavía, porque  los nuevos nos enseñaron política a los corrientes, aunque no gusten. Pues sí, muchos de los que votaron en el PP en Galicia sobre todo, estaban suicidándose socialmente, creyéndose que esto iba a ser Venezuela si no votaban a los más aquejados de corrupción. ¿Cómo pudisteis creeros eso? Y yo no soy más listo; soy muy limitado. Es sólo mi percepción contra la de los que lo hicieron, legítima también, y quizá más razonable de lo que yo tengo, porque no tengo la exclusiva de la razón. De hecho, cuando me dicen que yo sé mucho, se equivocan; sólo tengo la suerte y la desgracia de tener buena memoria.

A mí tampoco me gusta del todo Iglesias pero voto a ese partido. No es un showman, es un superdotado que en dos años ha creado toda una red impresionante, pero porque trabajó con mucha gente válida; y encima pusieron en bandeja el lugar a Ciudadanos; "nosotros también somos jóvenes y también vamos a cambiar la situación", algo así. No sé cómo no te crece la nariz cada vez que hablas, Rivera, tú sigues queriendo lo mismo, tu tienes tanto ego como Iglesias, sólo que a este último el partido le controla y le dice “justicia social”, algo que a ti te importa un rábano. 

Si quieres triunfar escribiendo, haz como Franco,  no te metas en política. Pero yo soy una persona, que entre otras cosas escribe a veces; y aun si fuera escritor (que no sé en qué consiste, dónde está la barrera, pues todos escribimos, aunque sea una nota en la cocina “no vendré hasta las diez de la noche”) me importa más ser eso, persona. Mis siete perseguidores quizá dejen su actividad (además no sé quiénes son). Pero tengo necesidad de decir lo que pienso aunque eso haga daño a mi REPUTACIÓN, pues tengo comprobadísimo que en el facebok, que es un lugar a donde va este blog, la política NO GUSTA. Me convierto en vencido por posicionarme.

 “Las hostias siguen cayendo sobre quienes hablan de más” Ismael Serrano. 

sábado, 22 de octubre de 2016

DIARIO VOLATIL


UNO





Esta mañana he abierto una carta.
Me había llegado hace dos días esa carta del banco donde deposito mi envidiable y envidiada fortuna. No suelo tener ninguna gana de abrir esos sobres, pero bueno, al fin lo abro a la mañana y olvidándome de lo majos que son y entrándome una susceptibilidad y una mala uva fuera de lugar, pues los bancos son gente seria (¿?) y nunca hacen nada malo, sin venir a cuento, ya digo, casi vomito cuando leo la primera frase:
“Antxon
Confianza es estar ahí cuando te necesitan (…) Por eso, para corresponder a la confianza que depositas en “X” (el banco) y para que puedas decidirte a hacer esas cosas para las que nunca ves el momento, ponemos a tu disposición un préstamo…” Ese préstamo es, por lo que he leído, una acción de amistad y altruismo y de agradecimiento a mi confianza (perdonad pero no me dais ninguna confianza y tengo mi fortuna en vuestro extraordinario y éticamente intachable banco por no tenerla debajo del colchón; os uso y me usáis) pues ese préstamo, una especie de bicoca que yo no puedo rechazar si no soy tonto, es un préstamo rápido, sin trámites, ni papeleos. Los reyes magos en persona, pero no los padres, no, los reyes magos.
Se me dirá que ni me moleste por estas cosas, que la publicidad siempre es así, y que pase de eso, que no gaste energías en “gentuza” (no he dicho yo gentuza ¿eh?, lo suelen decir otros), que no merece la pena y que tire el papel a la basura etc etc etc. Que no me canse por esas cosas. Pero no me apetece hacer eso. No me apetece hacer caso a esas frases.
A la mañana, al leerlo (“confianza es estar ahí cuando te necesitan y como depositas tu confianza en nosotros…tararitararatatata… te ofrecemos una oferta que ni puedes ni debieras rechazar (esto último no se dice pero entre líneas salta como un gato a la cara, esa frase del “no puedes ni debes rechazar”)), repito e insisto, casi vomito.
Nunca he soportado la publicidad, pero este tipo de cartas de mi gran y bondadoso amigo banco, (que además, piensa en el medio ambiente, pues cuando quiero ver mi saldo, me recuerda que antes de pedirlo en papel piense en el medio ambiente, cosa de la que estoy seguro de la que están preocupadísimos), me parecen un insulto. Aunque por otra parte nunca se me ocurriría pensar que ellos sean tan avariciosos, que no quieran gastarse ni un trozo de papel, ni con alguien de gran confianza como yo. Ellos piensan en el medio ambiente, y yo les creo pues tengo confianza en ellos.
(Pienso que les da igual saber que no somos imbéciles, y que no nos tragamos el hecho de que ellos sean protectores.)
Y es que los buenos amigos como tú y yo nos necesitamos y como sé que nunca me juzgarías por lo buen amigo que sé que eres, estoy seguro de que no me dejarás en la cuneta, cuando me quiten la pensión de dos millones de euros anuales que me dan por tener la minusvalía de ser superdotado, y haya cometido el error de haberme gastado todo para cuando me supriman mi pensión. Y a pesar de que yo no pueda darte confianza (dinero) cuando eso pase, yo creo banco mío hermoso, que vendrás a ayudarme para sacarme de la calle como pordiosero transeúnte y dada la confianza que tienes en mí, lejos de desahuciarme, me ofrecerás un chalet como recompensa por haber tenido confianza en ti, querido y amado banco.
"

jueves, 20 de octubre de 2016

DIARIO VOLATIL




     Prologo


Comienzo ahora, con un ánimo algo contrariado, un escrito que no sé en qué derivará. No hay ideas preconcebidas, no he tomado notas ni me he documentado, no he preparado ninguna trama, no sé lo que va a pasar, en fin, que hasta este momento de mi primer borrador, sé, sobre lo que viene a continuación, exactamente lo mismo que tú (si es que llegas a existir). Nada. Pero ahora sí, sin imposición alguna; sin presionarme a mí mismo, ME APETECE  escribir el libro que aquí empieza.

 Sé que estoy cansado de que mi estado de ánimo dependa del hecho de que me  lean o no me lean para sentirme de una  manera u otra. Es infantil e inmaduro: Si me leían mucho, según los números de blogger, estaba contento; si me leían  poco, me ponía triste. 

Me convertí pues en un vasallo del gusto de la gente del lugar donde publico, infantilmente feliz si veía muchos me gustas, infantilmente triste si veía tres dos uno o cero me gustas. Bueno, digo yo que lo importante debiera de ser el proceso. Aquel por medio del cual quiero disfrutar. Quiero escribir para mí sobre todo, teniendo en cuenta que quizá puede haber alguien que disfrute leyendo esto, que pase un buen rato mientras lo lea y voy a ir despacito.  ¿Bueno, cómo puedo saber de qué manera voy a ir?  Pero haya o no haya lector voy a escribir este libro. Por necesidad.

Hace años dije a un amigo que iba a dedicarme a escribir. Que tenía la quijotesca idea de estar un año leyendo y que luego escribiría. Dando por hecho  que ninguna editorial querría vender mi libro, me dijo, "y entonces, cuando termines de escribir el primer libro, qué harás luego, ¿escribir para ti?" Se puede pensar que este amigo pensaba que yo escribía fatal y que por eso no tendría lectores. Yo sé que no era eso lo que pensaba exactamente. Él había trabajado en el mundo editorial literario, sabía que uno podía hacerlo bastante decentemente,  y no tener lectores, incluso si lo hacía muy bien. Y en aquel momento (2010) quizá no pensó si yo lo hacía bien o mal, pero año  y pico después sí lo pensó, o mejor dicho pensó que le gustaba lo que escribí. Esto de escribir bien, cantar bien, pintar bien, en fin…Gustos, eso sí, algo de base; pues tras arreglar un escrito que había hecho muchos años antes de ese año (2010) en el que él me habló de esa manera, en 2011, al leérselo, me dijo que el escrito (decir libro suena casi pretencioso aunque en tal se convirtió) estaba bien. Meses después, él y su cuadrilla  y tal y como he contado miles de veces, y me da algo más que vergüenza decirlo, me lo editaron.

No, no era que él pensara que yo lo hacía mal y que no tenía futuro. Él pensaba que no tenía futuro económico ni de lectores. La pregunta del “¿qué vas a hacer? ¿escribir para ti?” iba por ahí. Él decía, bueno, es que como yo esto siempre me lo he planteado en plan, si cantas es para que te escuchen, si bailas para que te vean, si escribes para que te lean, quizá el problema sea mi planteamiento.

Pienso que si Van Gogh, a pesar de no vender más que un cuadro, siguió pintando, sería porque él sentía la necesidad de hacerlo. De pintar. Y Cervantes parece que empezó su ambiciosa (literariamente hablando) novela en la cárcel, después de numerosos fracasos. Pero Cervantes empezó sin expectativas, y sin  éxitos que le precedieran para tener alguna seguridad mínima sobre el hecho de si sería leído; ni imaginaría que estaba escribiendo una obra maestra. Yo creo que eso le daba igual. Yo creo, que hubiera escrito "El Quijote" en la cárcel o en otra parte, Cervantes escribió por necesidad de expresar sus sentimientos por medio de la escritura de ficción, pues no podía saber si habría lector, y si miraba para atrás, contaba con todos los números en contra para no tener un mínimo éxito; para colmo era casi pobre, y no había manera de que llegara a fin de mes con sus escasos ingresos; quizá lo hizo por hacer un ajuste de cuentas con los libros de caballería y con la vida y tratar de mostrar literariamente la  CRUDA realidad, por lo menos de su vida. Si mucha gente se sintió identificada, no es como para estar muy contentos.

Te estoy leyendo el pensamiento lector (si es que al final, alguien, además de mí, se lee estas líneas). Piensas quizá que me estoy comparando con Van Gogh y con el mismísimo Cervantes. Pues no. Los tiros no van por ahí. Los tiros van por aquí: se puede seguir haciendo lo que te gusta, pienses lo que pienses respecto a si te van a hacer caso o no, gustes o no. Te hagan caso o no. Bueno, en realidad no lo sé seguro. Lo que sí sé es que estoy escribiendo este libro sin pensar en el resultado. Es decir, sabiendo que cabe la posibilidad de que no llegue a ningún lector. Porque no  me lo van a editar. No sé si se auto-editan libros electrónicos. Pero QUIERO escribir esto.

En cuanto a lo escrito en blog y en facebook, tan mal no me ha ido; ha habido bastantes entradas. Pero al final bajaron a 30 entradas (también cuenta el factor de que esas bajadas coincidieron con que yo publicaba también directamente en facebook y cuando no lo hacía había más entradas); quizá hubo quince lectores de esas 30 entradas; o sea que quizá dos o tres lectores ya tendré. ¿Por esos dos o tres escribiría? En parte sí, porque necesito pensar que voy hacia donde alguien concreto; en parte no es por ello, porque para que mi vida tenga sentido necesito hacerlo. Bueno, tampoco es así de radical, no pienso que escribir le daría sentido a mi vida; he descubierto que necesito desahogarme escribiendo, necesito sacar las cosas fuera de forma escrita. Desahogarme del peso de mí mismo que en momentos, como los de todos, es insoportable.

Pero quizá  me convertí en un  vasallo en el Facebook; queriendo atraer a la gente como si fuera un hombre anuncio. Y no soporto el marketing. Bueno el marketing está en todas partes, empezando por el ascensor. Qué tal todo, bien ¿no? Y yo lo practico, no queda otra. Pero hay niveles, y yo me vi, en alguna situación, igual que un muñeco que desde luego no era yo. Y dependiendo de los me gustas. Pero es que luego sale una persona delante de un café en una foto y con un texto que dice tal que así: "Desayunando al sol" y a esa publicación le sucede un  “a 78 personas les gusta esto”. El cliente siempre tiene la razón y hay que ser humilde. Una persona querida tomando café con sol gusta más que una de mis chapas. Pero seguiré.

Yo creo que se me subió a la cabeza el hecho de que empezaran a llegar al blog más de cien entradas (113, 180, 103, 140, 130 y hasta 228, pero esta última cifra  se debía a una polémica morbosa, la del 228) y me ha sentado mal la baja audiencia. Yo qué sé.

Antxon, soy tu Pepito Grillo, estás hecho un desastre incoherente.

Es cierto Pepito, pero ¿sabes qué?  Soy FELIZ a pesar de mis desastres, acepto mi incoherencia, no busco la excelencia. Ya no me afectan algunas cosas, o mucho menos que antes.





miércoles, 19 de octubre de 2016

¿ES ESTA VIDA ALGUN JUEGO?


Allá vamos:
Hola, buenos días, nos encontramos aquí un martes más en este programa en que tratamos de divulgar nuestros.........Eeeeey, que estás en el facebook, ¿a dónde vas Mr Bean? Uy sí, perdón. Que últimamente no sé donde pongo los pies.
Sientes esa punzada en el estómago. Te estás obligando a escribir. Sí y qué. Me apetece obligarme, es lo que me da la gana. No quiero ser una máquina que busque siempre el punto medio y exacto; lo de dejarse fluír queda bonito, pero las tempestades no fluyen de manera muy educada, y sigue fluyendo entonces; luego me cuentas. Quiero que mis dedos empiecen a moverse a toda velocidad, y ya están en ello, muy a pesar del taladro que suena en casa de algún vecino. Esto, esto es una de las cosas mejores que quedaron en el tintero de años de bloqueo. Este entrar al ruedo sin capote, este entrar al cuadrado y ver como los dedos teclean a toda velocidad sin saber lo que vas a escribir tras la palabra velocidad.
Porque, al fin y al cabo, yo no entiendo mucho este mundo, no sé qué estamos pintando aquí, no sé lo que todos queremos saber pero tratamos de no calentarnos la cabeza con todo eso; sin embargo, por las noches, algunas noches, o en algunos desolados amaneceres en los que la cama es prisión, entonces ¿eh? esos miedos de sudor en espalda que aparecen, esos tratan de olvidarse y decir que TODO BIEN. Ah no, se me olvidaba que hay gente a la que todo le va bien, y no miente cuando lo dice. Es cierto, por supuesto, ¿Por qué iban a mentir?
Supongo que será verdad que estoy escuchando música o que tengo monte soleado enfrente, sólo levantando la cabeza por encima de la pantalla Supongo que será verdad que me metí a un sitio llamado facebook. Supongo que estoy escribiendo ahí. Supongo que tengo un blog en el que me desenfreno y luego paso a facebook, y, supongo que me llamo como dice mi carné o de la misma manera en que me han llamado mis padres siempre. Supongo que tengo una novia encantadora, y que se llama como me dijo que se llamaba, pues el carné nunca me lo ha enseñado. Supongo que puedo estar eliminando algo nocivo interiormente mientras saco palabras que voy colocando una a una en el supuesto facebook o libro de cara/s; yo no sé más de eso, que supongo que es lo que sé, que me registren...
Lo que se me podría ocurrir al decir que supongo lo que pasa en el mundo no lo puedo decir, porque sería mucho suponer, pues es un mundo que no entiendo; pero no lo entiendo no sólo a nivel político--social, no lo entiendo a nivel global ni a nivel individual. En estos momentos. No entiendo el paquete entero (everything), con el que uno se encuentra en la tierra. No entiendo cómo andamos sonrientes sin saber lo esencial universalmente. Lo más importante. ¿Es esta vida un juego? Yo creo que, desde el punto de vista que yo tengo de la palabra “juego”, o sea, mucho azar y mucho menos poder para poner las cartas a favor, la vida sí que es un juego. A veces agradable, otras veces de pesadilla. Este texto es un juego, y como me pille mi madre jugando sin haber hecho los deberes, supongo que me dará una hostia.
Pedimos pistas u oteamos pero lo que pareció importante en su día deja de sentirse así tiempo después. Resulta que la vida es un misterio sin resolver pero algunos se comportan como si lo tuviesen todo controlado. Sí tuvieras algo anormal (que no lo tienes) te podrías encontrar con psiquiatras que sí que SABEN. E@s psiquiatras lo tienen todo controlado. Saben quién eres, saben cómo fuiste (historial), saben cómo hay que tratarte, saben cómo llamar a lo que tú ni te atreves a poner nombre, pues sabes que no sabes, pero es@s psiquiatras y psiquiatros sí que lo saben. Lo tienen clarisimo desde su imperturbalbe cara de Poker; y saben lo que es bueno para ti y saben con qué etiqueta meterte en sus archivos: "Esta persona además de la enfermedad tiende a la rumiación y cuando le pasa esto o lo otro tiende a.... y por otra parte es muy común en ella hacer..." Dicen estar seguros. Y a veces se lo creen; si pones algo en evidente cuetión, dirán "Bueno nosotros tampoco lo sabemos todo, somos humanos y nos equivocamos, pero en lo esencial..." Sí, en lo esencial y en forma de libro y etiqueta lo saben todo. El “nosotros también somos humanos” deja claro que en general, algunos, creen estar por encima del humano rutinario. Ven gente tóxica alrededor, en todas partes; ellos no lo son.
Y a veces pasa por tu vida una persona con poderes mágicos que dice:
-Mira tío, que yo sé de todo esto un rato, que estuve en la trena y en la guerra de Irak y he visto de todo. Y no me sorprende nada, estoy de vuelta, no me arrepiento de nada y a mí no me van a engañar con milongas, que yo ya sé lo que tengo que saber, para todo. Porque, mira, te diré, que según mi experiencia, todo este montaje funciona así, así y así, no te jode con los listos esos que quieren manejarme; no podrán
Y ahí me quedo yo, inocente y boquiabierto, más tonto e ignorante que antes de que me lo explicaran todo. Pues a jugar a otra cosa.

martes, 18 de octubre de 2016

PEREZ-REVERTE LO SABÍA TODO


 Entre los 26 y 29 años solía leer muchos artículos de Arturo Pérez Reverte y Javier Marías en el semanl X.L  que solía acompañar siempre a un periódico muy vasco que solían comprar  mis padres en aquella época;  en su tiempo me gustaron mucho. Yo no sé bien qué es la madurez, no sé si soy maduro; sólo sé que era muy inmaduro  cuando leía los artículos de estos simpáticos individuos; ni siquiera sé si el hecho de leer y casi idolatrar a estos dos articulistas significaba inmadurez. Pero puede tener algo que ver.  Quizá bastante. Dos individuos que se ponían por encima del resto del mundo indicando qué era lo bueno y qué mal lo hacía todo casi todo el mundo; es posible, que, con los coscorrones de la vida, yo me bajara del trono en el que se apoltronaban los que todo lo sabían y les dejase predicando y pontificando sobre lo bueno y lo malo de este mundo. Porque ellos no decían nunca, yo pienso que, o creo que, o desde mi punto de vista; no, ellos sabían y dejémonos de tonterías. Pero gracias a los artículos de Marías, de los cuales no puedo leer hoy día ni el primer párrafo sin atragantarme, leí sus novelas. Y me gustaron mucho.

Tras muchos años de no leer a Pérez-Reverte (que es un tío que tenía lo que había que tener para ser un hombre hecho y derecho y que sabía  muy bien de qué iba  todo esto ("todo esto" sería  la vida, en todas sus dimensiones humanas, con conclusiones seguras de que somos gilipollas; en su época, como él no se incluía, lo eramos el resto de la población, menos sus amigos, supongo)); perdón, que se me ha atragantado un paréntesis; decía que llevaba muchos años sin leer un artículo suyo; pero he encontrado un viejo archivo que habla de Julio de 2015; y el archivo me cuenta esto:

Un día de Julio de 2015 entré en una cafetería y como no tenía ningún libro que casi siempre suelo llevar, se me ocurrió mirar “El semanal”, revista del grupo Correo; y también me dio por leer el artículo también semanal de Arturo Pérez. A ver si anda más calmado, pensé.

               Terrible. Después de decir que el tema político ardía últimamente en España, volvió por donde solía. No dejó títere con cabeza. Los políticos de derechas, de centro y de izquierda, además de los periodistas y todos los tertulianos y medios de difusión de prensa o televisión, incluida internet y sus redes sociales, le hacían pensar, cuando les escuchaba o leía, que no se podían hacer las cosas peor. Eso era lo que se entendía, y muy bien, pues además termina el artículo como ese gran torero que es él con un "...España inculta, estúpida, elemental y nunca dispuesta a aprender de sí misma". Esa es la actitud, tío grande. 


Y mira que hacía años que no le leía; en ese aspecto sigue igual. Pero no, hace poco me encontré con un artículo en el que se incluía dentro del apelativo cariñoso que utilizó para referirse a todo el mundo: "nos hemos vuelto gilipollas"; bueno, aunque no está bien hablar por los demás, sino que lo correcto (que tanto defiende con incorrección Él mismo) sería hablar por él mismo , ya es un paso su inclusión dentro de lo tontos que somos todos, por lo visto.


Terminado con este tema, Arturo Pérez-Reverte escribió en una ocasión (tengo muy buena memoria y además me chuleo cansinamente de ello) que se podría atravesar España entera saltando desde la cabeza de un tonto (o imbécil o idiota) a la cabeza de otro idiota o tonto; puede ser que afirmara que lo dijo Manuel Vicent (ahí mi memoria me falla) lo que tengo claro es que de una forma o de otra, él suscribió esa idea o la escribió directamente. De que la pensaba y la dijo, de eso estoy seguro.
Dicen que no hay que criticar; cierto. Pero me agarro a la excepción que cumple la norma; se puede criticar sólo a los que no paran de hacerlo, pues tú y quienes quieres son criticados de manera muy  poco sutil.




HEROES LITERARIOS: A POSTERIORI.



Herman Melville fue marinero desde los 17 años. De vuelta a casa, pasó a ser escritor. Publicó un par de novelas en las que narraba sus exóticas aventuras. Grandes éxitos. Al escribir  su tercera obra (considerada hoy maestra), de título “Moby Dick”, abandonó la aventura por la alegoría; en consecuencia, sus lectores de las anteriores novelas le abandonaron; vamos que dejaron de leerle. Repito, Moby Dick está en las listas (de los que son más listos que el resto), de las mejores obras del siglo XIX. Y algunos dicen que de la historia de la literatura. Y Melville, quizá, se iría a la tumba, creyendo, según las matemáticas (tanto vendes tanto vales), que esa novela era malísima.

Según Eugenio Baroncelli (libro “267 vidas en dos o tres gestos”, editorial Periférica, páginas 132 y 133) las dos primeras novelas exitosas de Melville eran “ligeras y puritanas”, cosa que yo no puedo confirmar pues no me las he leído, pero me fío de Baroncelli, que aunque no lo conozco personalmente, y sólo el otro día me enteré de que era escritor, parece una persona muy cabal. Por tanto, tuvo mucho éxito como escritor en dos novelas que Baroncelli, y seguro que no sólo él, consideraba frívolas, y cuando escribió lo mejor, le dejan. Yo creo que al ver esta reacción, Melville se diría “¿Y qué hago yo ahora tras tanto esfuerzo”. Vendió poco y no gustó a nadie. A los treinta y tres años (supuesta edad de muerte de un ilustre de la historia) se consideraba un fracasado (o naufrago) de la literatura. Murió en 1891, viejo, solo y olvidado.



Kafka quería permanecer en el anonimato y nunca se convenció totalmente de su talento como escritor, sólo veía en la tinta y el papel una forma de desahogarse. Su amigo Max Brod publicó los manuscritos del checo Kafka, aunque el escritor le había pedido que los destruyera luego de su muerte y si no hubiera sido por su desacato, Kafka ni siquiera hubiera sido conocido por nadie, a nivel literario digo.



Kafka empezó a llamar la atención de lectores internacionales y actualmente es un referente obligado de la literatura universal. Pero empezó a llamar la atención, después de muerto, pues nada había publicado en vida. Algunos le consideran el mejor escritor del siglo XX. Y él, que se largó de la vida creyendo que era muy mediocre...

Algunos de los autores que inspiraron los escritos de Kafka, fueron Dickens, Flaubert, Cervantes y Goethe. No sé cómo se sacaron estas conclusiones; supongo que las dejaría escritas.


Yo pienso que si hay otra vida detrás de la muerte (asunto 

sobre el que tengo dudas, a pesar de ser un estúpido 


creyente), en esa vida de sol, brisa y paz alegre constante, en 


esa vida tan suave y agradable,donde no cabrían los 


malísimos ratos que nos pasamos aquí en tierra, Melville y 


Kafka, andarán dándose unos paseos muy majos, en los que 


se acordarán de lo mal que lo pasaron antes de morir.


Y si se les ocurre mirar hacia este mundo nuestro de cada día, 


y ven cómo a los más grandes catedráticos y literatos de alto 




vuelo intelectual se les llena la boca diciendo “Oh sí, el gran 




Melville, qué obra, qué fuerza, qué grande su novela Moby 




Dick y con cuán alta maestría precedió a nuestro gran Kafka, 




en su corto pero extraordinario libro 'Bartleby el escribiente' 




oh, qué grandes ámbos; Kafka, inmenso, qué brillante y 




grande él también, oh “La metamorfósis”, “El 





proceso”...inmortales los dos” "Exquisitos, qué rudeza 




sensible tan poderosa"; pues eso, que cuando oigan y vean 




eso, se partirán de risa muy a gusto (google informa que 




escribir “agusto”, es una incorrección) y con muchas ganas. 




Dirán, ay esta gente, mira que son raritos...

Y Kafka, que fue una persona tremendamente atormentada y 

sufrió muchísimo en vida, quizá diga, “Por mí que digan lo que 


quieran, a quién le interesa esa gloria con lo calentito que 


estoy aquí en el infierno del paraíso, sin que el mundo me 


moleste todo lo que me molestó...”

lunes, 17 de octubre de 2016

NO QUIERO PARAR DE ESCRIBIR


AUN A COSTA DE ABURRIR

PUES ESCRIBIR ES VIVIR


Cuando A. se encuentra escribiendo una historia, placenteramente y por las noches (pocas veces lo pasó tan bien por las noches), y que parecía ir terminando con gusto,  porque es su historia en el mundo que rodeó a su patología, en donde no hay elementos muy habituales (es por eso que le sale fácil, la historia estaba escrita a sangre en muchos años de su vida) se empieza a sentir eufórico sin causa aparente. Recuerda cuando se puso muy eufórico sin causa aparente, casi nueve años años antes (está entonces encerrado en las barreras del año 2005 y recuerda demasiado bien qué es lo que pasó a propósito de la gran euforia que tuvo en las barreras de 1996, o mejor dicho, a finales de ese año tocando frontera con 1997); recuerda que aquella euforia derivó en paranoia, o sea,  en  una interpretación disparatada de la realidad, una locura puntual,  con especulaciones retorcidas y carentes de sentido común. Daba igual lo que otros opinaran. A. estaba seguro de que lo que él sentía (la falsa realidad) era la verdad. 

Meses después, o un año después, con un aterrizaje en picado contra la realidad del fango depresivo, se da cuenta de que aquello pudo ser verdad (lo vivió con tanta intensidad, con tanta realidad, lo sintió y vio tan claro que no podía creer que no hubiera ocurrido lo que su locura puntual le hizo sentir-creer que ocurrió) pero que sería mejor dejarlo atrás. Hoy está seguro de que aquello, aquella realidad en donde la cabeza le decía que era alguien de trascendencia (él no fue arrogante, no se creía importante, era la euforia la que le engañaba diciéndole esa dañina irrealidad; de la misma manera que la depresión le solía decir que no valía) era falsa.

Para colmo, sabe que hizo el ridículo a lo bestia en aquellos meses del "España va bien". Pues bien, ocho años y pico después, vuelve a sentir síntomas de euforia mientras escribe, y como es demasiado racional, dice, no, otra vez el ridículo no, corto con esto; va al psiquiatra de guardia y éste le pone un antipsicótico y decide, no sólo abandonar la escritura del libro en pos de que la euforia no le lleve al desastre, sino también a abandonar su vida, exceptuando a su novia y algunos amigos; decisión letal; para defenderse de algo peligroso toma una decisión que le llevará al despeñadero, desde el  2005 (finales) hasta el 2014 (mediados), por mucho que entre medias trabajara reciclando ropa; y  durante esos años, hasta 2013 camina de psiquiátrico en psiquiátrico, sin encontrarse, sin dar consigo, y sintiendo desesperanza en su interior. En 2009 su psiquiatra le echa una bronca: "Tú terminaste la carera y echaste tu vida por la ventana, la última vez que te vi me dijiste que estabas trabajando con ropa (reciclaje), tú tienes inteligencia para retomar estudios y meterte en el mundo laboral, para no ser lo infeliz que eres ahora." .

A. no debía de ser tan inteligente si echó su vida por la ventana. Se puso a hacer de todo para recuperar el tiempo perdido, pero lo hizo con tal ansiedad y descontrol que en 2011 (tras haber hecho también el ridículo en 2010 sobre todo), el psiquiatra le para los pies. "Déjalo, tienes que estar más estresado que Obama, tal y como te lo tomas". El haz lo que te apetezca duró unos meses de 2011, y en 2014, la vida empezó de cero. Antes en 2011, en los meses en que duró el relax del haz lo que te apetezca retomó por azar la historia de 2005 puliéndola mucho. Hizo un escrito, el tonto de él.

Todo lo demás ya está contado. Desde 2014, con no pocas lágrimas y tortazos va saliendo, sigue saliendo, siempre estará saliendo, de la manera en que los budistas dicen que la rehabilitación de los males es una tarea de toda una vida; A siempre estará saliendo a mejor y como saben sus amigos facebookianos y no facebookianos se acaba de dar un buen golpe del que se está recuperando, pero cuidado, despacio.

Lo que escribe y termina en   2015 decide colocarlo por pedazos en blog y en facebook. En 2016 cae en antiguas trampas. Ahora, tras ellas, aquí está, en una pequeña cumbre, pero no de éxito, no le gusta esa palabra; demasiadas palabras, por su pasado, no le gustan, son estas: éxito, voluntad, fuerza de voluntad, superación, triunfo, victoria, gloria, eminencia, maestro, genial, conseguirlo, inteligencia, objetivos, retos. El objetivo está aquí ahora en estas mismas palabras, está en que ya se está en el objetivo, de que estas son las palabras en las que vive en este momento; qué sentido hacer planes en sus circunstancias. Por supuesto que vendrán problemas. Y tratará de tomar lo que venga con calma, como aventura, tal y como dijo un compañero. Toca respirar, y vivir aventuras con todos ellos, no sólo en facebook, sino todos los lugares en que la alta medicación (que reducirá) le vaya dejando estar. Nunca tuvo demasiada calma, ahora tendrá que ir aceptando su falta de ella, para estar cada vez más tranquilo.

sábado, 15 de octubre de 2016

40 MINUTOS


  Sí, el niño ha pensado, venga, hoy a las doce a la cama y comienzo esto a las 22:50; a las  23:30 termino y leeré un libro cuyo autor, aun siendo muy conocido, no voy a nombrar. Porque sus ideas políticas me parecen demasiado liberales, reaccionarias en realidad; se me dirá que una cosa no tiene que ver con la otra y que no son sinónimas esas palabras; para mí, sí; el capitalismo cruel y salvaje que se defiende todavía (diciendo que no es ni cruel ni salvaje) desde las grandes fortunas, es conservador, y los liberales lo son porque lo justifican y lo defienden, desde sus privilegios económicos; se  han perpetuado como la clase dominante. Y este escritor es un gran escritor pero no me gustan sus ideas políticas, repito.

Ahora, cómo escribe el individuo, qué bueno es enlazando historias dentro de la misma novela, todo un placer entrar en su mundo. 

Y siguiendo mi programa robot, a las 12 de la noche o un poco más tarde a apagar la luz. Qué horror ¿no? Vivir tan programado. Pues no, porque ya es hora  de arreglar unos horarios que llevo rotos durante demasiado tiempo. 

"Oye Antxon Rabella, soy tu Pepito Grillo ¿se puede saber qué pretendes explicando tus cosas cotidianas? ¿Te crees que es interesante o relevante? Por favor, no tiene interés lo que dices, deberías volver a la escuela por una buena temporada, para madurar..."

Pues probablemente no tiene interés lo que digo, amigo Pepito, pero hay algo que me pide hacerlo, corriendo el riesgo del ridículo. Qué importa. 

 Resulta que Luz Casal acaba de cantar, mientras escribía estas cosas de enorme profundidad  y de gran trascendencia literaria, nada menos que "Negra sombra" que me pone los vellos de punta; suelo poner la música en el ordenador mientras escribo una palabra y luego otra y otra. Ahora acaba de llegar Springsteen cantando The River, con letra escalofriante. Opino que sus letras y las de Cohen son también muy buenas, pero de Dylan nada puedo decir, no atendí a las letras. Le dieron el nobel ¿no? y no entiendo por qué hay que rasgarse las vestiduras; cuando tanta gente bendice el agua, cuando tanta gente admira y ha admirado la poesía de sus letras, por algo será. Creo que no está de más estar con los tiempos y no ser  siempre tan ortodoxos...
         
La única letra que recuerdo de Dylan es la de la cancíón "Don't fall apart on me tonight" y decía, en algunas líneas, cosas como:  

"Desearía haber sido un doctor o médico, quizá habría hecho algún bien en el mundo, en vez de quemar cada puente que atravieso" o "el único lugar abierto está a miles de millas de aquí y no te puedo llevar allí, (...) no me dejes solo esta noche (traducción libre de "Don't fall apart o me tonight,), el ayer es sólo memoria, el mañana nunca es como se supone que va a ser y te necesito". ¿Por qué me la sé? La cantaba mucho cuando quise ser cantante después de bombero o fraile. No, en serio, esa  canción, que  que es la última del disco "Infidels" (esto sí que he tenido que mirarlo) es la única a la que presté atención pues me la aprendí de memoria para cantarla. Y es con "Like a rolling stone"  y "Sara", la única que me gustó de él...Musicalmente hablando, pues ya digo, no me fijaba en las letras.

Ostras, y 24, a repasar...

viernes, 14 de octubre de 2016

RECAPITULEMOS



      Yo, el burro por delante de todo el texto (si lo hay al final, pues no sé de qué hablaré; eso es lo interesante para mí) cuando me he solido poner a escribir, nunca he pensado en el asunto de las musas. Yo creo, que esa inspiración o musas son para gente que quiere hacer muy buena poesía (y muchos lo consiguen) y se toman como obligación ABSOLUTA, por ejemplo, escribir un libro. Que es lo que comencé a hacer yo el 29 de mayo, de este año. No sabía dónde me estaba metiendo. No sabía que aquello que me impuse, el mero hecho de obligarme a escribir un libro (¿Qué necesidad tenía? Ya tenía dos libros escritos) me terminaría haciendo mucho daño; mientras lo combinaba con el blog, me hizo un daño terrible, pues me ponía a escribir por obligación. Para colmo, poco después de empezar a hacerlo un/a escritor/a que está de rabiosa actualidad en estos momentos me dijo, tras un email que le mandé, que yo escribía muy bien, y que debería escribir de forma más formal, "un libro" algo, dijo. Ahí comencé a desestabilizarme yo solito.

 Terrible; me puse a obedecer al/la escritor/a profesional. El problema es que, salvo para las cosas esenciales y necesarias para sobrevivir en mi vida (exceptuando afeitarme) y salvo para cosas que me gustan mucho, yo no puedo hacer las cosas de manera formal. Por eso necesito la informalidad de un blog express en facebook express. Eso no es formal y lo puedo hacer. Es una sensación bastante liberadora, pues aunque sólo una vez me he obligado a escribir en el blog (hace más de tres horas y pico, son  las ocho y pico de la mañana del sábado 15 de octubre, o sea que tras dormir de once a a cinco (seis horas)) he dicho, me voy a meter al blog a escribir; la primera vez que me obligo, y entre el trancazo, entre que estaba medio dormido, entre el hambre, y entre la estupidez de obligarme a escribir (cuando no me paga nadie por ello, y cuando nunca lo había hecho antes en blog), me he quedado, por primera vez, bloqueado en el blog susodicho. Acabo de desayunar y como hoy es sábado, iré, tras despachar  esto a cumplir con el deber de dormir algo más, a la cama, me refiero.
         
 La verdad es que te he contado cosas super interesantes en el segundo párrafo, que son preocupaciones universales y que son muy atractivas. Aunque me he desviado. Tengo la sensación (estoy casi seguro, porque dado mi pasado no saco conclusiones radicales, sobre las razones que me han hecho daño recientemente) de que lo que me desestabilizó (y mucho) durante fines de mayo, junio, julio, agosto, y hasta septiembre, fue lo de obligarme a escribir el maldito libro. Quiero decir, hay veces, demasiadas, y sobre todo en el pasado, en el que los consejos me los tomaba como órdenes. Me lo dijo mi psiquiatra, ya desde hace más de veinte años. "Te tomas los consejos como órdenes"; cierto, ahora mucho menos pero todavía a veces soy un niño obediente, y ante la simpática sugerencia de la escritora que está presentando su último libro por todas partes, y no sé cómo aguanta ese ritmo, yo digo; "uy uy  uy, si me lo dice ella, que está entre los top, lo TENGO que hacer, tengo que subir al podio donde están ellos". ¿Se puede ser más imbécil? Bueno, se puede, pero lo mío no dejó de ser muy pero que muy imbécil, porque además, yo soy capaz de hacer obras maestras (para quien no me conozca, no me tomes en serio, y no lo tomes todo al pie de la letra), pero el médico me dijo, como último consejo antes de retirarse: "Tú con la disciplina y la culpa no vas a ninguna parte, te bloquearás siempre; vive y ya está; has tenido una vida muy puteada, descansa; tienes don literario pero eso no quiere decir que estés obligado a hacer uso de él. Si sale, sale, y si no, pues nada."

  El TENGO QUE, además de la enfermedad, destrozó, mi vida; a principios de Agosto de 2014, tras nueve años estupendamente horribles, me lancé a disfrutar, como método de salida del agujero, pues una mañana de agosto de ese año me levanté con ganas de acabar conmigo. Y decidí hacer lo que me dijo el psiquiatra tres años antes: haz que tu cabeza sea un balneario, haz una convalecencia larga y vete haciendo lo que el cuerpo te diga: haz lo que te apetezca. Puf, las madres de mi generación dirían: "¿Lo que te apetece? Pero qué barbaridad, en esta vida hay que trabajar y luchar y luego divertirse". El problema es que para explicar lo que hay detrás de toda esa frase, aparentemente escandalosa, tendría que hablar de rollos de problemas de conciencia, del deber y la culpa, de mi educación y entorno y de cosas muy aburridas y  NO ME APETECE hacerlo. Mira cómo le hago caso al médico, mira qué majo, obediente y buen niño  soy. Una persona que aprecio me  llegó a decir,al respecto de "¿hacer lo que te apetezca? sí, joder, pero,  si te apetece pegarle a alguien no lo puedes hacer".

     Vamos a  ver, partimos de la base de que tonto no soy y de que pegarle a alguien me traería muchos problemas; hacer lo que se quiere, sin evitar las cosas que no queda otro remedio que hacer (y no son tantas) no quiere decir que te salgas del tiesto, y que hagas cosas que te meterán en problemas, por mucho que te apetezca, y además no soy tan mala persona. Pero aquella decisión cambió mi vida. Es más, al final, cumplo, lo mínimo y necesario, salvo para afeitarme.

      Hasta que en mayo de 2016 los mecanismos del TENGO QUE, volvieron a ponerse en marcha, con el libro de la mierda. Hasta que me dí cuenta hace unas semanas de que estaba en un nivel de auto-exigencia absurdo. Por ejemplo, la persona, que dice, qué bien escribes, hazlo de manera más formal, dijo en un libro suyo, que le gustaba mucho más leer (como a la mayoría de los escritores) y que escribir una novela era muchas veces algo tedioso y rutinario a más no poder. Que se llegó a pasar más de cuatro años escribiendo ciertos libros y que en ciertos momentos le atrapo LA SECA (que es como Dámaso Alonso llamaba a la etapa en que  si la memoria no me jode,    alguien que está escribiendo alguna cosa mastodóntica, se bloquea, y se pone delante del ordenador y no consigue escribir, ni una letra.) Ese bloqueo viene de la inevitable exigencia y disciplina tediosa que se le forma a alguien que se ha propuesto escribir una novela. De una persona que quiere ser escritor/a, aunque tenga un trabajo con el que pueda sobrevivir. Pero es que gracias a ese tedio, yo he disfrutado mucho ya con cuatro libros de Rosa Montero (lo había dicho ya ¿no?), así que el sacrificio nos mereció la pena a los que le leemos. Pero yo no quiero ser escritor, soy alguien que escribe, porque por medio de la escritura me olvido de mis trancazos, problemas y malestares varios. Me abstraigo, me encuentro bien al hacerlo

. Encima, en pleno desbarajuste de un verano horrible, me metí con alguien muy leído en facebook, porque dijo que él era malo de por sí, en mi blog, y me pareció una provocación; sigue pareciéndomelo... Sigue sin gustarme, pero las respuestas que le di meses después, tampoco me gustan ya; hay que olvidar y tener cuidado; o discrepar pero no de forma tan radical y bestia eliminándolo de tu lista. Le agradezco que me acogiera de nuevo, ayer o antes de ayer, pero tengo que tener cuidado, pues no sé cuando  Angel habla en serio o en broma; o sea que en parte le pasa lo mismo que me pasa a mí, pero yo soy mejor que él. ¿Estás volviendo a tomarme en serio? Gracias a él conocí a Maria José Valor, Ana M. Cachaza Cal, Magdalena Barcenas (vuestra humildad positiva, Ana y Magdalena, ha calado hondo en mí), Ignacio Ferriz, (al que nunca se le agradecerá suficiente que recomendara a más de 2000 amigos míos mi blog), Celia, y a alguien que no entendió nada; y además fui directo a leerle en cuanto me metí al facebook, donde me recibió con los brazos abiertos, pues le gustaba mucho a mi ídolo-amigo Roberto, a veces como un hermano que me aconseja siempre con un respeto alucinante, y me suelo fiar de los gustos de Roberto. Del puñetero libro que hice, hace ya muchos años, lo único que me hizo ilusión fue conocerle, y ver que humanamente era igual de sensato y buen tío como en la radio, una persona con la que una charla o intercambio es muy  agradable. Que no finge mucho vamos.. 

En fin, que indirectamente le debo bastante  a Angel. Borré todos los comentarios ayer mismo. Ahora, cómo gusta el morbo, esa página, en la que yo me pongo todo digno contra él ha tenido casi 230 entradas, como lo oyes. Los máximos suelen andar por encima los noventa, ciento y pico, ciento setenta o ciento ochenta, pero últimamente, siempre hay más de 60 entradas mínimo, también 85, más o menos, de todo. Con lo que alucino, porque lo hago fácil y me da vida. Y las cosas fáciles se me hacen difíciles. Pero se me haría imposible escribir un libro largo ahora. Las razones son dos: 1-Nadie lo editará. 2- Funciono fatal en el terreno de la disciplina. Y para escribir un buen libro hay que tenerla. El que salió bueno salió sin querer, sin más disciplina que el placer que sentí al escribirlo. hace mucho.

 Muy satisfactorio conocer también a Cristina González, Pablo Pablo, Marjo Garel, y Marcos Galindo que miman la palabra con humildad y cariño, y Pablo ha leído tanto que más de un texto suyo impresiona. Y comunicarme con Cristina Añorga, Elena Villoch, Yolanda Barreiro, aunque las vea en persona. Y Edurne siempre por ahí. Capítulo aparte para Mercedes Elorza, humana, y empática, emana cariño, y encima te saca cada poema.... Eskerrikasko.

               Pues eso, miro los párrafos anteriores y pienso, oh Dios mío yo no me lo leería.

miércoles, 12 de octubre de 2016

MARAVILLOSA-MENTE



Volviendo a una “Mente maravillosa”:
Me hubiera gustado que eligieran a un NO ganador para explicar la esquizofrenia. Pero lo tuvieron que hacer, siempre lo han hecho. Cogen a un guardaespaldas al que interpreta Kevin Costner, y lo convierten en superhéroe. Cogen a una persona con discapacidad intelectual (corre Forrest, corre) y lo convierten en un genio. Pero es ingenuo lo que digo. A quienes hicieron “Una mente maravillosa”, no les importaba la esquizofrenia, son artistas, no altruistas, es normal. A ellos les importaba hacer una película exitosa en taquilla. Y de paso, sirvió para que mucha gente pudiera entender a un esquizofrénico en sus crisis. Desde ese punto de vista bravo, se contentó a todos, desde ese de punto de vista.


Ahora bien, pienso, de todas maneras, que también se puede hacer una historia exitosa en taquilla, hablando de un esquizofrénico no ganador, y la gente vería, de paso, qué es una esquizofrenia. Lo malo es, que, para ello, hay que ser un genio.


Tal que Amenábar en “Mar adentro”; y es que hay que tener una cabeza y una capacidad creativa descomunal, para crear la maravilla que hizo Amenábar con un guión que todo el mundo conocía: un tetrapléjico quiere morir y al final lo consigue con ayuda; para crear aquella maravilla partiendo de una línea argumental tan pobre (por muy dura que fuera en contenido) hay que ser como Alejandro Amenábar, y gente con semejante talento no abunda. Inmensos Amenabar y Bardem, en esa película.

Bardem creó a un Sampedro más entrañable que el real, pero qué importa. Sí, su acento, su manera de decir las frases, su expresión facial sonriente mientras decía cosas terroríficas a favor de la muerte, quitándole toda la importancia que se le ha dado, de una manera casi jovial y natural, esa manera de mover la cabeza mientras hablaba, con una manera de pronunciar las palabras tan absolutamente entrañable… era genial; insólito ver a alguien hablar de que quiere morirse con unas maneras vocales y faciales de tanta ternura... Yo personalmente, y ya que estamos con este tema tan superficial y vacío (la muerte, ¿a quién le interesa esa frivolidad?), en fin, totalmente carente de interés, veo que no tengo tanto miedo a la muerte como muchos, pero eso se debe a mis experiencias, y como hay gente que me necesita, yo ya no puedo buscar mi desaparición en suicidio. Pero creo no tenerle miedo a la muerte. Esta vida es muy agotadora.

¿ARTE Y LOCURA?


 LOS APASIONANTES PERSONAJES


   Me parece un error (ya subsanado por una organización) enfocar la enfermedad psíquica desde el punto de vista del “consuelo” de que la tuvieron Van Gogh, Beethoven, Lincoln y otros muchos VIP de la historia. Como si eso nos sirviera de consolación a los que no hemos llegado a esas “cotas universales”. Con lo desgraciados que fueron además muchos de esos humanos “relevantes”. Beethoven y Van Gogh sufrieron un montón, entre otros muchos casos…

O quizá el mensaje que querían mandar era: “mira, esta gente tuvo los mismos problemas que tú y mira lo que hicieron”. A mí me importa un rábano lo que hicieran; (cuidado, algunos dejaron un gran legado muy de agradecer e importante e hicieron un gran bien a la humanidad universalmente, eso no lo discute nadie y viva por ellos desde ese punto de vista); pero yo estoy hablando desde el punto de vista de Beethoven persona, Van Gogh persona, Virginia Woolf persona; como personas que sufrieron mucho, demasiado, me importa un rábano (y seguro que a ellos también en sus últimos momentos de su vida) que pasaran a la historia o que fueran admirados por habilidades artísticas o por ser personas relevantes en la historia; fuera de sus habilidades artísticas sufrían como todos, incluso en una cota más elevada, mucho más; a mí lo que me importa es no ser infeliz y a quienes cito el hecho de ser grandes artistas o personas relevantes creo que no les dio ni un gramo de felicidad que compensara la inmensa infelicidad de sus males. O sí. Pero era felicidad y gloria efímera de reconocimiento y aplauso puntual. La gloria del ego dura poco y además, ese ego pide más. Creo que sólo disfrutaron haciendo lo que tenían que hacer para no sentirse fatal:arte. Luego, los aplausos duran unas semanas, como máximo.

Y desde mi punto de vista, repito esto, es mi percepción (pues yo no he llegado tan “alto” (qué horror ver a los artistas en plan competitivo con la palabra “alto”, porque algunos se las dan muy buenas en sus “bajos”, recordar cómo murió el “gran Hemingway”)), esa GLORIA, no les compensó a quienes sufriendo tanto pensaban mucho en desaparecer, por mucho aplauso de fondo. No creo que les mereció la PENA (es demasiado bestia).  Preferiría que la organización que nombro hubiera puesto ejemplos de gente no “importante” (y lo de “importante” me suena ridículo), gente normal y corriente que supo (porque PUDO) llevar una vida satisfactoria a pesar de la enfermedad. Por suerte he conocido a unas cuantas personalmente (algunos, muy amigos), y no me hace falta ya ese tipo de campaña. Para colmo, en un periódico, hicieron un reportaje sobre compañeros míos con un titular del tipo “Los locos salen del armario” con comentarios del tipo “Hace X años estaba atado a una cama en un psiquiátrico y ahora hago programas de radio”. Una vez más, mira lo que hago tío, mira cómo lo consigo tío, me sacudo el pecho con la palma, aquí estoy yo, aquí he llegado a pesar de las dificultades, mi lucha me ha llevado a CONSEGUIR estas cosas tan estupendas. Y llevo la cabeza bien alta (ten cuidado que es malo para la espalda y llegará un momento en que esa cabeza será agachada por las circunstancias, ¿de qué te sirvió?)).... Genial.

Por mí como si haces el pino en pelotas durante seis días sin comer y con la sola ayuda de los pinchazos de antipsicótico o antidepresivo que te vayan metiendo cada día. Me importa un rábano lo que consigas. Lo que me importa es que estés bien, hagas lo que hagas, trabajes o no, seas un as o un cero a la izquierda. Aunque sólo des paseos, aunque pases la tarde sentado en un banco mirando el mar. ¿Eres así feliz por fin? ¿Tienes dinero por una pensión que te dieron por haber trabajado durante mucho tiempo con enfermedad? Pues sigue así, te lo mereces, después de las torturas que has pasado. 

Lo que me importa es que puedas disfrutar del sol y de buenas compañías, que seas capaz de dar amor y recibirlo. Y si ni siquiera eres capaz de esto último porque la enfermedad te lo impide, quiero que estés tranquilo y bien, que tu interior no grite en un mutismo machacante en una soledad brutal. Me importa que seas un ser humano que no sufre demasiado. Me importa que SEAS o ESTES a gusto. Me importa que te haga ilusión hacer cualquier cosa, que no tiene porque ser relevante: qué manía con cifrar la felicidad en la belleza física, que hay que cuidarla y conseguirla y operarla, en tu capacidad intelectual (sí, eres un genio resolviendo problemas matemáticos o escribiendo poemas  de alto grado) pero ¿te sientes bien? ¿Estás cómodo en tu piel? ¿no? ¿y lo otro de qué vale entonces?.

Y es que, directamente relacionado con esto, quiero comentar que hay una cosa que me molestó de la película “Una mente maravillosa” y que tiene que ver con lo que estoy comentando. Para contar una historia explicativa de la esquizofrenia de forma entusiasta, recurrieron a un enfermo psíquico ganador. Claro, Muy importante ser ganador.

A pesar de sus dificultades, Nash, pudo con todo y tras luchar contra la enfermedad (pienso que luchar CONTRA la enfermedad, por lo menos en mi caso, por lo menos en la enfermedad psíquica, es un error; le das alas; pero dejémoslo, es sólo un problema semántico) decía yo, antes de la publicidad explicativa del paréntesis, que Nash, a pesar de la enfermedad, consiguió el Nobel y el reconocimiento social.

Vamos a ver, si el mensaje que queréis mandar es que Nash luchó contra viento y marea y a pesar de la dificultad logró el Nobel, y como consecuencia merecía la PENA pasar por la enfermedad en favor del maldito Nobel, os diré que ya estaba demasiado harto del sueño americano ("si luchas lo conseguirás"; es una mentira para que el que no tiene suerte piense que la culpa es suya por haber competido mal. Estados Unidos quiere capitalismo competitivo para seguir teniendo al mundo bajo sus pies, por eso destrozó la Chile socialista, por medio de Pinochet,  e hizo otras maravillas).

Porque es fácil decir que se está agradecido a la enfermedad, pues gracias a ella esto y lo otro. Es fácil decirlo y hasta creértelo DESPUES. Seguro que DURANTE, no darías ni un minuto de tu infierno aunque supieras que muchos minutos de esos acumulados, te harían conocer cosas muy bellas. Es cierto que, en mi caso, debido a las consecuencias de la enfermedad e incluso a la enfermedad, he conocido gente maravillosa, almas sencillas bellísimas. Eso no quiere decir que yo crea que debía de haber pagado, semejante peaje. No lo considero ni justo ni justificable. NO.

Viva por Russel Crowe de todos modos que se documentó para el personaje. Que es evidente que trató directamente con esquizofrénicos en Crisis, pues la cara que se le pone, que pone, que interpreta, es exactamente igual a la que yo, tantas veces, desgraciadamente, he visto en mis ingresos. Esa expresión no se olvida si la has visto sólo un par de veces (yo la he visto demasiadas veces), esa expresión es de quien está roto por dentro pues su cabeza le hace pensar que está dividido, partido por la mitad, que sus deseos de “superación” (otra expresión que no quiero que me mal-vendan) se ven frustrados en cada intento de salir de su estado, en donde la fuerza de VOLUNTAD, es imposible de aplicar para salir de un estado que te aboca demasiadas veces a no tener un mínimo de VOLUNTAD o deseo de nada vital. Y a veces esa VOLUNTAD o deseo se convierte en tener sólo ganas de desaparecer. Esas son las ganas que quedan en momentos. Esas ganas. De morir.

Cobardes ¿verdad? A vosotros también os cuesta ¿verdad? Hay que echarle un par, pensar en positivo, no compadecerse y tirar siempre para adelante ¿verdad? Cuéntale ese discurso a los niños de la guerra, a las familias que no tienen hogar y huyen a la desesperada no sabiendo ni a dónde. Porque aunque no lo sepas, un esquizofrénico, o una persona con bipolaridad o depresión grave, para la que vivir en estado de crisis es un infierno comparable al de una persona sin enfermedad pero en circunstancias de guerra y terrible penuria, o a una persona con una depresión que le rompe el alma cada minuto, cuando le sueltas tu moral supuestamente progresista y de lucha ante las dificultades, siente lo mismo, (estoy seguro) que sentiría alguien sin comida y techo si le cuentas esas cosas tan hollywoodienses; con el añadido de que a estos últimos no les sueltas eso y no les culpas de vivir en una catástrofe; cosa que a veces sí ocurre con nosotros. Porque esa persona siente que lo que le dices es absurdo, pero como está indefensa y no está segura de nada, cuando le culpas, y le aumentas la culpa, y se siente incomprendida, y le desprecias de forma sutil por estar mal, se siente todavía peor gracias a tu “ayuda”. Y se da cuenta que te molesta que estés mal. Y le haces pensar que no hace las cosas como debe hacer. Claro, lo de los neurotransmisores y la depresión es una excusa para no hacer lo que hay que hacer. “Es que vosotros os escudáis en la enfermedad para no hacer algunas cosas, es que os creéis que con las pastillas, es que tenéis que poner de vuestra parte...” Demasiadas veces no hay PARTE. Pero tenéis razón por supuesto, por supuesto, además somos unos vagos inmorales. Por supuesto.