martes, 30 de agosto de 2016

SENSACIONALISMO TERRORISTA

La verdad es que a veces se me hace muy claro lo que mi grupo favorito quería decir con la frase "fact is fiction and TV reality": "La realidad es ficción y la televisión realidad".

En lo que me acaba de pasar, creo que la cosa es más grave, la cosa va más allá, por la mezcla de un cóctel brutalmente absurdo que me han servido de sopetón; aunque nos pase todos los días, será que hoy estoy más sensible pues me ha pegado al ojo un buen directo.

Resulta que entro en Yahoo a ver mi correo; al entrar en la web de yahoo, para iniciar sesión de mail, uno puede ver un epígrafe que está en la parte superior derecha y en pequeño.
Pero antes, es inevitable (pues es lo que ellos buscan y consiguen muy bien) ver una foto, siempre llamativa y para que te quedes un rato con ellos, en la parte central y principal de la página; esta vez ha sido una foto en la que aparecen dos mujeres abrazadas desconsoladamente; junto con otra foto de lo que parece ser un cuerpo muerto y tapado, llevado por bomberos o qué se yo; debajo me ha dado tiempo a leer "Atentado en Pakistán, más de medio centenar de muertos"  63, he leído justo antes de que pasen a otro tema. A otro tema con  otra imagen mejor dicho; una imagen y tema de vital importancia.
Sí, de importancia análoga a lo anterior, pues, en menos de dos o tres segundos después de ver lo de Pakistán y sin haberlo digerido, por si acaso, o por lo que sea, aparece la foto de un jugador del Real Madrid al que no se le ve la cara,encima de un titular que dice "Guardiola quiere arrebatarle este jugador al Real Madrid"; enseguida también nos hablan, pasados otros pocos segundos y con la foto de rigor del matrimonio Obama,  del vestido de Michelle en no sé qué evento.

Y luego, muestran fotos del antes y después de famosas parejas de cine. Y otras cosas "entretenidas".
Deduzco, por el tiempo y espacio dedicado a cada cosa, que a Yahoo cada una de esas noticias le parecen, todas, igualmente importantes.

La frivolidad está bien a veces pero si quieres entretener, dedícate sólo a eso, por favor.Y si quieres hablar en serio habla; pero, por favor, no me pongas a la misma altura en importancia la muerte de 63 personas por atentado, junto con la nueva forma de pintarse las uñas de nosequién.
Vamos, que me habéis dado el postre, pues venía al ordenador a escribir sobre otra cosa, pero es que......
Mañana tendrá que ser.







domingo, 28 de agosto de 2016

EL GRAN EXITO DE MIS FRACASOS


Oye, lector, he jugado un poco sucio. Rastreramente. Pues viendo que la audiencia de mi producto (en este caso visitas a este sitio) va bajando, y que esta idea de hacer un libro a trozos no agrada al público en masa gigante (sí a más de cuarenta personas de momento) he pensado que de seguir así, mis patrocinadores y publicistas dejarán de pagarme y entonces no habrá elemento motivador para seguir. Por eso he puesto como reclamo el título "el triunfo de mis fracasos".

 Porque mis publicistas son mi EGO, y si veo que cada vez menos gente se acerca a satisfacerlo (a visitar mi estupendo circo), al final, el EGO me dirá: ya no te ayudo más, te dejo y sigue tú, que yo estoy insatisfecho. Pero es que yo sin mi EGO (mi publicista) no voy a ninguna parte; que es lo que nos pasa a todos los grandes artistas (entristece un poco insistir en I-R-O-N-I-A, porque me he llevado algunos aprietos al no entenderse ésta por escrito, y me han tomado por gilipollas. Cosa que no me importa ser, en el fondo (la ironía también esconde mentiras))
         
                                      

             LLEGARAS CERCA  (2)
(y verás que es menos esclavo y cansino que llegar lejos) 

DOS

  Viene de "...que él (García Márquez) sabía que el amor de la masa (fama) era mucho más peligroso, artificial y voluble que el personal, que muchas veces roza o abraza directamente lo incondicional, y ES el que realmente vale, el que se siente de veras, en mi opinión. "
      
         y seguimos con novedades: visite nuestro Blog. Cállate Antxon. Ahí va el esplendoroso texto:
 
   Y sin embargo luego bien que supe desear yo (que estoy metido en el ajo como todos) en el fondo, que me halagaran; muy cerca en el tiempo, me ilusionaba que me alabaran. Me sigue gustando, aunque trato de ser humilde (JA!).  Psiquiatras especializados me dijeron que eso le gustaba a todo el mundo, ellos incluidos

Cierto éxito, aún a muy pequeña escala, me hacía y me hace estúpida y tontamente feliz, pero en las enfermedades psíquicas, hay que tener muy controladito el ego, que puede provocar catástrofes vitales, pues el ego alto suele ser  gaseosa, y luego, con el listón alto, cuando uno trata de  mantener el nivel, o busca más aplausos en forma de halago, la ""locura" más ansiosa te ronda.

 Al fin y al cabo  este es un caso similar al del  millonario que empieza y cada vez que se va enriqueciendo más no para de querer más y más y seguirá queriendo más, y será esclavo de su éxito monetario, con cuyo dinero no disfrutará, pues seguirá queriendo más riqueza en manera de vicio adictivo; y seguirá trabajando para hacer más dinero; le hace más ilusión estar consiguiendo dinero que disfrutar con él; en mi caso, con el facebook y con las entradas en el blog por medio de él, solía ver en los últimos tiempos, que el número de visitas superaba las cien. Incluso hubo alguna que pasó de doscientas; pero luego había textos casi ignorados y uno subía su ánimo con los abundantes y presuntos lectores (que alguien te visite no quiere decir que te lea) y sufría por los pocos lectores. Una locura.Una esclavitud. Mejor no esperar mucho ni poco y seguir...  

Vamos a hablar claro: Me engaño y te engaño, lector. Sé que la fama no da la felicidad (observa la considerable cantidad de  escritores, músicos, actores, pintores u otro tipo de artistas: suicidados, alcoholizados, consumidos por la droga, pues del pelotazo momentáneo (aunque sean dos horas al día en gira) de los aplausos, no pudieron, como yo no podría, asimilar el vacío entre aplauso y aplauso, y se metían y se meten cosas, para cubrir un vacío que no eran  capaces de aguantar en su interior y se destruían, y algunos se siguen destruyendo) y sin embargo escribo para otros aunque no gane dinero. ESO, también es un modo de buscar la fama. Por eso me meto droga terapéutica. Bueno, es al revés pero qué importa.. Yo he estado destruyéndome de mayo hasta ahora. Chutándome Ego. Droga blanda pero peligrosa.

       Y aún sabiendo esto, soberano lector, aquí me tienes, como tu vasallo, buscando tu like y me gusta. O que me digas que soy la hostia para quedar yo mejor diciéndote (no, yo en realidad sólo soy una cosita que..."tontooo")  Así que no doy trigo y predico. Pero he de seguir en esta locura de mundo, con o sin ti, su majestad público lector.


  Porque sin embargo, Van Gogh (que era tan buen  artista como yo; léase en tono burlón, por favor) fue ignorado, pero él seguía pintando. Lo necesitaba. Hay bastante de eso en mi caso. La necesidad de expresarme por escrito. Aun sin poder escapar de la vanidad, que es el enemigo de la  calma interior y consecuentemente del amor desinteresado (que ayuda algo a sobrevivir (este último) además de escribir; a mí)). Pero la vanidad no te la quitarás dándole una patada y metiéndote a un convento; en mi caso no me arriesgo. Que esté, (porque ahí sigue, de manera canallesca siempre), pero mejor  prestarle la menor atención posible.

 Después de esta interrupción de panfleto de auto-ayuda, seguimos: 

 El día que empezaba a escribir esto, continúo, me encontraba de este modo: 

 Además de escuchar a Coldplay, estaba disfrutando escribiendo, que, creo que no te lo había dicho, es una actividad que me gusta hacer, como ves, pues gratis la hago, y, repito, tenía estupendas vistas por encima del ordenador, y, ya lo había dicho también (soy chorizo repetidor), venía mi precioso ángel de la guarda en un rato. Sólo tenía que bajar a la parada de bus (a medio minuto del portal de mi casa) pues ella cogía el autobús en el centro de la ciudad (yo vivo en una parte algo más que esquinada del centro de San Sebastián) a las seis menos diez. Llegaría a la parada a las seis, hora en la que íbamos a estar con nuestra estupenda amiga, que vive a un minuto de la parada donde se bajaría mi novia.

 Qué rollo, con lo poco que me gusta que me hagan leer cosas demasiado circunstanciales y yo dando todo tipo de cotidianos detalles. Además, no sé si muy bien. Tengo que cambiar de dirección pues busco divertirme y si tanto dato descriptivo y circunstancial me aburre en escritos de otros, no digo ya pues en el mío. ¿Estará bien dicho “no digo ya pues”?

Cambiando de tema. Toda esta historia algo relacionada con la escritura (en la que andaba metido antes de ver a mi novia) me trae a la memoria un domingo de mediados del año 2011. Bueno, quizá lo que voy a contar no tiene mucha relación con lo dicho en el párrafo anterior, pero mi memoria es caprichosa y yo a veces le doy bola siguiendo sus caminos....En un taller de escritura (en los que no creo y a los que nunca he acudido) quizá me acusasen firmemente de falta de "recursos de enlace narrativo" (que es una expresión que me acabo de inventar, porque soy muy chulo). Para mí, lectura-escritura y "academia" son términos que me suenan fatal en la misma frase. El mismo Cervantes,  al que tanto desagradaban los  "académicos" se moriría del susto si viese que hoy en día sólo los académicos le leen o estudian, de la forma más horrible, peripuesta y literariamente altiva  (forma  que a él tampoco le agradaba. NADA). Tú sigue haciendo amigos, Antxon.

 Y ya hablando de todo y rompiendo ortodoxias a lo bestia me da la gana de decir que en el colegio cometían crímenes literarios: obligarnos a leer libros de literatura y luego hacer un estúpido trabajo al respecto. Ideal para no querer leer durante el resto de tu vida. Sólo un profesor apasionado y amante de la literatura puede encender tu pasión hacia ella. Hay muy pocos. Mi estupenda prima. Lástima que dé clase a jovencit@s o chavales y chavalas, y nunca he podido asistir a ninguna de sus clases pero ella me metió en el mundo de la lectura; algo es algo. En realidad, mucho. Pues con ello puedo escribir.

 Decíamos hace un año, que el asunto de la escritura me traía (y trae) a la memoria, un domingo de mediados del año 2011.

 Por aquel tiempo (como solían decir en algún lugar)  estaba pasando unos días en casa de mi novia y había quedado con un amigo a media mañana, en un bar cercano a la casa de mi chica. 

      El amigo me dio una noticia que me alegró. Se había leído un escrito mío que mandé por correo a él y otras muchas personas. Dijo que estaba bien. 
 
       Me hizo unas cuantas críticas constructivas de las que seguiré hablando, pero mis promotores me han dicho que lo deje aquí porque la gente se aburre con largos textos y el suspense alimentará el deseo de leerme otro día. A otros. Yo me aburro leyéndome.

CONTINUARÉ NO SÉ CUANDO.....  (ESTOY MUCHO MEJOR, que diría David Foenkinos)


sábado, 27 de agosto de 2016

LLEGARAS MUY CERCA (1)



Y SIEMPRE LLEGARAS A NADA

UNO

      Cuando el 29 de mayo de 2016 comencé a escribir este libro, estaba escuchando al grupo de pop-rock Coldplay y por encima del ordenador y a través de los cristales de los ventanales de la sala donde estaba, veía la montaña o colina de Igueldo, de la ciudad de San Sebastián. Era un día apacible, soleado y tranquilo aunque yo todavía no había salido a la calle para comprobarlo a cuerpo. En quince minutos me tenía que vestir de calle, pues estaba vestido con un chándal que sólo uso para andar por casa. En la calle y cerca de mi portal esperaría mi novia, e íbamos a visitar a una amiga de 86 años, que es simplemente genial. Todas las perspectivas eran bien agradables y se me estaban acercando las seis de la tarde de aquel 29 de mayo. Hora en la que había quedado con S., novia (13 años haremos en octubre). Sin ella no estarías leyendo esto, si hay alguien ahí.
   
Escuchaba la suave voz de Chris Martin acompañado instrumentalmente por música electrónica pero no por ello agresiva sino suave como la voz, a veces demasiado melancólica, pero no por ello desagradable, de Martin.
    
 A través de la ventana de la sala de casa, donde escribía en mi ordenador, veía el sol y las verdes montañas sin levantarme y sólo elevando los ojos por encima del Personal Computer (de los cojones; uy ostia perdón). Me levanté del sillón que me enfrentaba al ordenador (era una silla, para ser honesto), aparté la cortina de la parte derecha del ventanal al máximo, y observé el mar en toda su extensión, el famoso peine de los vientos y en la parte del monte colindante con la zona marítima, veía las casas que rodean a la carretera de la subida al monte Igueldo, por el lado del faro de San Sebastián, por el lado por donde se va directamente al parque de atracciones. Parecían casitas de juguete que me traían buenos recuerdos. A través de la carretera que había entre ellas, solíamos subir en bici de carreras unos amigos hace mil años, siendo chavales de 14, 15, y 16 años. 
       
Cuando yo subía en mi bicicleta por aquel lugar, me creía Perico Delgado (gran ciclista de aquel tiempo). No sabía por entonces ni lo que era el ego, ni el narcisismo, (muy afortunadamente tampoco sabía en que consistía el nombre "Freud", cuyas ideas fueron una estafa en mi experiencia), ni creería saber (pero lo sabía) que había que ser victorioso en esta vida (según me informaron "criminalmente" personas muy cercanas demasiadas veces, en la niñez, en la adolescencia y hasta los veinte años, en los cuales mi mente dijo basta,  hasta que me di cuenta de que se podía vivir sin ese triunfo; me tocó escuchar hasta entonces la palabra "triunfar" más veces de lo necesario para mantener cierta sensatez).

Según un círculo familiar a quien quiero mucho, en la vida HABIA QUE triunfar. Y como yo ERA un buen niño y TENÍA QUE seguir siéndolo, me puse a obedecer, con fatales consecuencias. Ahí se empezaron a gestar problemas de conciencia que ahora trato de arreglar. Pero la culpa no fue sólo  de ese círculo familiar; esa culpa se reparte bastante, conmigo como elemento activo, entre otros. Yo lo que veía era que a los victoriosos, la gente los admiraba y aplaudía y yo me veía subido a un podio, admirado y aplaudido. Pensaba que no habría más gloria que aquella.
     
Confundía aplausos con amor. García Márquez decía que él escribía para que le quisieran. Sabiendo lo sabio que era, estoy (casi) seguro de que ese comentario consistía para él en una diabólica ironía; que él no pensaba eso; que él sabía que el amor de la masa (fama) era mucho más peligroso, artificial y voluble que el personal, que muchas veces roza o abraza directamente lo incondicional, y ES el que realmente vale, el que se siente de veras, en mi opinión.
         
CONTINUARÉ NO SÉ CUANDO.....  (ESTOY MUCHO MEJOR, que diría David Foenkinos)

martes, 23 de agosto de 2016

LA VOLUNTAD Y EL DESEO



CONTRA LA REALIDAD

 La voluntad y el deseo hubieran sido estar bien durante mayo, junio, julio y agosto. La voluntad y el deseo hubiera sido que desde el domingo, lunes y martes (hoy), yo encontrara alguna motivación en otra cosa que no fuera, rendirme aquí, en palabras públicas.

La voluntad y el deseo hubiera sido no sentirse absurdo en en el facebook durante un par de meses o más, conectándome y desconectándome, saliéndome del tiesto más de una vez. La realidad es que en la vida, al contrario que en ciertos aparatos, no existe el rewind (o echar para atrás en el tiempo, para así corregir las boñigas desperdigadas por el camino). Disculpas a quienes proceda.

Y por Dios que nadie me diga que no me castigue. Porque no me importa haber hecho el ridículo en el pasado, cuando sé que es en parte  por la enfermedad y sus estragos. La gente con bipolaridad  tenemos que aguantar  que nos pongan por los cielos algunos días o que nos bajen al barro cuando estamos mal.

La voluntad y el deseo sería contar cosas bonitas para que luego no te acusen de tener la pena en la boca. La voluntad y el deseo serían que quien me lo dijo, hubiera sabido que uno no trata de buscar compasión ni auto-compadecerse, ni lloriquear. De hecho no lo hago en compañía de los de al lado. O muy poco.

La voluntad y el deseo sería que esa persona (pena en la boca) comprendiera que uno trata de canalizar el dolor por medio de la escritura pública, sobre todo para intentar hacer literatura (aunque quizá no lo consigue), y no para que le digan pobrecito, ni de que le den un pañuelo o le hagan caricias y le den ánimos y le digan "con lo que tú vales", que tampoco. La voluntad y el deseo sería que, eso (no tengas la pena en la boca), quien lo dijo, y salvando las kilomegamétricas distancias, se lo hubiera dicho también a Miguel Hernández, tras resucitarlo, por haber escrito, entre otras "penas"  las "Desiertas abarcas".

La voluntad y el deseo sería que a uno la vida le fluyera y no tuviera (como recurso único y final para frenar su agonía) que  tener que recurrir al ego para escribir esto. 

Y como he estado tres días casi sin poder hablar, aunque la voluntad y el deseo no sean salir un rato de mi agujero por medio de esta exposición, recordando las palabras de Mercedes Elorza, de que si la única salida al mal era hacer lo que estoy haciendo, habría que buscar otros caminos, la realidad es que llevo cuatro meses buscándolos y no hay manera. Lo he intentado de mil maneras, entre ellas entrar y salir del  facebook como un animal descolocado y dirigido por una enfermedad que estos cuatro últimos meses se ceba con el alma de uno, hasta hacerle perder el norte varias veces.

La voluntad y el deseo sería dormir sin pesadillas, levantarme fresco, disfrutar de la compañía de mi novia y de mis amigos, disfrutar del sol, de la brisa, de la música y de la lectura. 

La realidad es que no estoy pudiendo hacer ninguna de esas cosas estos tres últimos días y mi interior se bate en ansiedad cruda exteriorizada en lágrimas de dolor, y sólo escribir públicamente (lo que demuestra que la realidad es que yo debo de tener un ego de tamaño mayor que todos los planetas juntos) esto, me saca de mí.


La voluntad y el deseo serían no tener que estar escribiendo esto como salida a mi mal. La voluntad y el deseo sería que pudiese quitarme el malestar de otro modo. La voluntad y el deseo sería que yo no necesitase un receptor lector inmediato, pues ni hablar con los cercanos amados me calma, porque ni puedo, aunque sí por escrito. 

La voluntad y el deseo más ingenuo sería escribir un libro.

La realidad es que demasiados días no puedo.

La realidad es, que, exceptuando lo que estoy haciendo ahora, comunicarme por escrito contigo, NADA me saca de mis contradicciones internas, de mis luchas en las que cuanto más trato de eliminar el ego, más se crece y me pide que haga estas cosas.

La realidad es que, aparte de enfermedad y problemas de conciencia, hay necesidad de comunicarse de esta forma, como mails que mandara a mi novia al extranjero cada día, y ella me respondiera diariamente desde donde estuviera.  La realidad es que estoy viviendo con ella, y no puedo ni hablarle del dolor que tengo, no en la boca, amigo, sino en la escritura o dentro de mí. En este caso detrás de un NO grande hombre (y no es victimismo, es la enfermedad la que me reduce a no ser ni mediano) hay una gran mujer. Mejor dicho, la realidad es que detrás de una gran mujer, hay un hombre que no puede llegarle a la altura y como esta mujer es grande, me sonríe a pesar de que nada puedo darle.

La voluntad y el deseo es que no quiero que nadie me psicoanalice y me diga qué es lo que tengo que hacer al respecto. La voluntad y el deseo es que nadie acuda con consejos proteccionistas, y buenas intenciones, o con riñas. No las necesito, no necesito que nadie me diga lo que tengo que hacer porque nadie sabe lo que es estar en manos de una depresión torturadora de tres días, en los que no me voy a la cama porque el despertar es mucho peor, y si te encamas terminas en el psiquiátrico. 

La voluntad y el deseo es que no querría que nadie me compadeciera, como mucho que me comprendiera. La realidad es que eso es difícil pues ni yo mismo comprendo lo que pasa cuando caigo al infierno, o por qué ocurre eso (pudiera ser un desastroso circular de la serotonina entre mis neuronas) como para comprenderlo otros.

Lo que me asombra es que yo sea sólo capaz de expresarme en internet, y no pueda hacer la cama. La voluntad y el deseo sería no depender de la escritura ni del ego y hacer las cosas con alegría.

Pero la realidad es muy otra. La realidad es que, durante mayo, junio, julio y agosto yo no he levantado cabeza. Mejor dicho, la levantaba, pero luego volvía a caer y desde el domingo a la mañana es todo una derrota salvo este texto, salvo esta escritura que desea ser leída para salir de mí al otro para, para, para qué se yo para qué.

Por favor, no emoticonos de lágrimas, no consejos, no mandatos de lo que debo de hacer, no reproches de baja autoestima (cuando uno está en depresión la baja autoestima es uno de los síntomas básicos) nada de que me autocastigo (también suele ser un síntoma de la depresión, en mi caso más, por un caso de fuertes problemas de conciencia desde hace más de veinte años).

La realidad es que lo único que puedo hacer es mandar a quien esto esté leyendo un enorme abrazo y que sienta mi calor, pues es lo único que me salva, la escritura y el afecto , no sólo el recibido, sino el ofrecido cuando puedo darlo, como ahora: besos y abrazos, y gracias, porque sin ti, lejano y desconocido lector, esto no lo hubiera podido escribir. Y escribirlo, algo me ha relajado.
Después de todo blogger y facebook me ayudan (nunca lo hubiera creído)

¡¡Otro abrazo!!!!!!!

miércoles, 17 de agosto de 2016

LLEGARAS MUY CERCA


Y SIEMPRE LLEGARAS A NADA
               


                             Prólogo

      Soy un hombre impaciente. No deseo cambiar. No sé si eso es así porque no puedo o porque no quiero. Pero este es mi sitio. Esta es mi ventana al loco mundo de los watsapps, facebook express, blogs-zumbados  etc…

        "Deprisa, deprisa, vamos tarde, hay que conseguir ese objetivo como sea. Y después el siguiente. Nunca agaches la cabeza, mantenla bien erguida, no te hundas, en pie siempre; para atrás ni para coger impulso, eso es, sí. Ponte un reto, lucha por él, camina, lo conseguirás. Ya verás. Tú puedes, no te detengas. El triunfo de la voluntad y la constancia está en tu mano; disciplina, más disciplina, así, no cejes, no te rindas, lucha, pelea, así, muy bien, observa la meta, si quieres puedes, tú eres quien decide, eres libre y con tu trabajo llegarás donde haga falta, llegarás a donde te propongas.  Podrás llegar lejos. Saldrás del agujero."

                 mentira.

              El mensaje pseudo-culturalmente liberal, el que vale para vender productos materiales e ideológicos, el que ES, ese mensaje, el que he entrecomillado, en mis vivencias, en mi vida, en mi individualidad o agujero donde quiero estar porque no puedo salir de él, y ya no quiero salir, es mentira. Y es un mensaje que se inventaron los norteamericanos más poderosos, el  sueño americano que nos consume día a día.
        
         “El capitalismo ha sobrevivido al comunismo, ahora se devora a sí mismo” debió de decir Charles Bukowsky.
              
         Esa frase no habla sólo de política sino de una manera de vivir a la que nunca he conseguido adaptarme, y ya NO DESEO adaptarme.   Eso es lo que yo pienso de ESE que “habla” en el entrecomillado. Porque no quiero convertir mi vida en una pelea de boxeo que se lee  entre líneas en ESE entrecomillado. Que es el amigo más traidor que conozco.

           Porque tú, el del entrecomillado, escúchame ahora: me gusta mi agujero y he decidido quedarme en él ya y con los que estamos en él, con los supuestamente excluibles, con amores que no juzgan y no exigen tanta tontería; porque no quiero conseguir ese objetivo al precio que sea. Ni a diez céntimos, ni regalado. Porque ha dejado de gustarme, hace demasiado tiempo, ESO. Porque no quiero ni puedo funcionar bajo retos, bajo luchas. “Vivir, sólo es eso, Vivir...” que decía la letra de un cantante.
            
            Porque ¿De qué me hablas cuando me dices que lo conseguiré? ¿Qué quieres que yo consiga por medio de la voluntad y la constancia? ¿Llegar lejos? ¿Eso qué es? ¿Si quiero puedo? ¿Siempre? Mientes. Porque ¿Qué debo de querer? ¿La libertad, el triunfo, la victoria? ¿Qué es eso? ¿No te das cuenta de que me hablas como un panfleto del liberalismo económico adaptado al día a día rutinario?  ¿Olvidas a dónde nos ha traído esa ideología ególatra y competitiva?

            Tú, el del entrecomillado, no sabes de lo que estás hablando, no sabes nada de mí, no sabes más que algunas palabras que yo escribo (aunque me hayas leído cientos de ellas) pues son sólo palabras; tú me castigas porque me castigo, tú me riñes para que no me riña, me dices que pase de todos pero por lo visto tú no lo haces con respecto a mí. Porque no pasas de mí. Te engañas. Y a pesar de ello te quiero, especialmente a la última persona que me mandó ese tipo de discurso. Ella merece todo mi cariño. Ella sí, sus ideas no. Ella. Sólo ella.

           Pero eso sí. Hay que ser agradecido con los que tratan de ayudarte y yo, pido públicamente perdón a aquellas personas que trataron de ayudarme, pero al sentirme atacado (cuando me daban consejos de forma brusca que yo interpretaba como ataques, cuando en el fondo sólo querían ayudarme; casi siempre) reaccioné de forma muy inapropiada ante ellos. 

          Lo que ocurre es que llueve sobre mojado. Qué digo, llueve sobre una inundación de veinticuatro años y ya no deseo más ayuda; son demasiados años con la misma canción y yo deseo silenciar ya esa canción; yo no pido la ayuda que se me ofrece; yo quiero ser yo y no tener más referente psicológico que yo mismo. Estoy cansado de los consejos. No deseo más consejo que el que pida en alguna cuestión no personal.

         Insisto de todas maneras: Pido perdón a aquellos que trataron de ayudarme, y reaccioné mal ante su ayuda, porque yo  consideré ese tipo de ayuda como una ofensa. Y lo reconozco, me equivoqué al ver una ofensa donde sólo se quiso ayudar bastantes veces, y pido perdón nuevamente a quien contesté de forma inapropiada. Tres veces lo he dicho. Tres. 
        
        No siempre fue inapropiada mi respuesta a la “ayuda” de todas maneras. Pues hay personas intolerantes con sus defectos y cuando los ven en otros, por ejemplo en mí (más que nada porque desnudo mi alma casi totalmente), van a por mi persona pensando que  deben ayudarme, no tolerando mi pensamiento, no tolerando mi actitud ante mi persona, no tolerando mis ideas, no tolerando mi forma de ser, no tolerando cosas provocadas por una enfermedad cuyo engranaje químico juega con mi estado anímico. Enfermedad de la que nada saben. Sólo están hablando de ellos y no lo saben. Y se engañan diciendo que quieren ayudar, cuando en multitud de ocasiones ellos no son capaces de ayudarse a sí mismos. Los del "espabila cojones" son personas que nunca espabilan; y para espabilar respondiendo a los mandatos que una sociedad absolutamente disparatada nos manda, una sociedad que ha perdido el norte, prefiero no espabilar.

              Aquí empieza un libro, que se irá publicando cada dos, tres, una o X semanas, por pedacitos. El título del libro es el que está arriba del todo. Evidentemente.
           
             Citando a un gran escritor que plagió mis propias ideas, repito por última vez: “Como trato de hacer literatura (aunque muchas veces no lo consigo) autobiográfica, y solía hacer reflexiones no literarias, me tengo que defender del daño que me hace la gente que, pretendiendo ayudarme, se mete en mi vida cuando yo no  pedí consejo alguno. Y hay personas que me hieren a pesar de pretender ayudarme. Por tanto, en aras de mi estabilidad no debo de mirar las reacciones (me gusta, me encanta o me parece una porquería) o notificaciones-comentarios que se hagan al respecto de lo que yo vaya escribiendo (sean halagos o insultos), pues no soy capaz de sobrellevarlos sin sentirme MAL.
             Y me gusta escribir y si hago pública mi escritura, sé que la gente tiene derecho a criticarme, sólo que yo también tengo derecho a no leer esas críticas pues no le debo nada a nadie y porque esto lo hago gratis. Ni siquiera miraré los comentarios que se hagan dentro del blog; en evidente consecuencia no podrán ser respondidos. El escritor Javier Cercas dijo una vez que Internet era extraordinario, pero que ante vídeos suyos, aprovechando los nicknames del anonimato, mucha gente llegaba  a insultarle, o a hacer críticas muy agresivas y por eso no miraba las críticas de la gente hacia él en Internet, pues era muy desagradable. Lo mismo digo yo, en versión mucho más minúscula.
        
          Por último: tengo el atormentador DEFECTO de castigarme, y aunque de dos años a esta parte estoy empezando a VIVIR, ese DEFECTO, que lleva años mecanizado, no se quita de un día para otro, como el de la exagerada auto-exigencia; son mecanismos que llevaban y llevan muchos años torturándome, desde los 13 años; tengo 44; hay gente que me castiga porque me castigo. Hacerme ese comentario es como decirle a un ciego que tiene que VER y que abandone la ceguera ya…¡¡Qué más quisiera yo!
          
               Y NO. Yo no creo en la autoestima (es una cosa demasiado relativa sobre la que pudiera extenderme bastante, pero no quiero); de hecho, de existir eso que llaman autoestima, mi problema no sería que la tengo baja, sino tan alta que me provoca fragilidad, pues al mínimo golpe a mi orgullo hiper-sensible, esa autoestima, de tan alta e inflada que podría estar y que también podría llamarse ego (si lo de la autoestima fuera creíble, que para mi no lo es) al estar tan alta,  al caer desde los aires más altos, provocaría,  y de hecho lo provoca, mucho más dolor que lo normal (suponiendo que lo normal exista, que NO) en estos casos. Y yo tendría esa autoestima, repito, demasiado alta. No creo en psicólogos. Menos en las opiniones de gente que no sabe qué es una enfermedad psíquica.”
        
          Suscribo lo que se dice entre comillas. Perdón por pedir perdón. Perdón por ser como soy. Perdón por haber escrito las tres frases anteriores. Y gracias por dejarme VIVIR  de una puñetera vez….

               HASTA PRONTO.